EL PARTIDO COMUNISTA CELEBRA CONGRESO A LA CAÍDA DE MACHADO
Por Rafael Labrada Díaz
Luego de producirse el derrocamiento de la dictadura machadista, el 26 de agosto de 1933. el Partido Comunista de Cuba celebró un pleno, en el cual se acordó orientar la creación de un Gobierno de obreros y campesinos, mediante la integración de soviets en las fábricas y ciudades.
El movimiento nacional contra la tiranía provocó la huída de Gerardo Machado hacia Bahamas, lo cual constituyó una victoria del pueblo, pero de inmediato Carlos Manuel de Céspedes se hizo cargo de la presidencia y formó un gobierno integrado por los distintos grupos y partidos que habían aceptado la mediación de Estados Unidos.
Las masas comprendieron que aquel gabinete no garantizaba los más caros anhelos de la nación, y la lucha popular continuó para deponer a todos los colaboradores del régimen machadista, tales como congresistas, gobernadores provinciales, alcaldes, jefes militares y otros.
El gobierno de Céspedes se vio obligado a restablecer la Constitución de 1901 y a depurar responsabilidades entre los cómplices de la dictadura, pero en definitiva el poder siguió en manos de la burguesía, pese a que la victoria era del pueblo.
En la agitación general de aquellos días se destacaron los obreros, bajo la dirección de las organizaciones sindicales, que habían conducido las batallas de años anteriores y, pese a las campañas contra ellas, cada día ganaban más prestigio ante la clase trabajadora.
En agosto, El Directorio Estudiantil Universitario publicó un manifiesto en el cual exigía la creación de un gobierno provisional revolucionario que realizara el programa radical esperado por el pueblo de Cuba, como resultado de sus luchas, en aras de cambiar el panorama del país.
El Partido Comunista de Cuba, celebró un pleno el 26 de agosto de 1933, en el que se acordó formar un gobierno de obreros y campesinos, para lo cual hizo un llamado a organizar soviets en las fábricas y ciudades, con el propósito de que los trabajadores tomaran el poder político.
Los dirigentes comunistas se pusieron al frente del movimiento de masas desencadenado por el llamamiento del Partido, y organizaron soviets en los centrales azucareros Mabay, Jaronú, Senado, Santa Lucía y otros, para tomar en sus manos la dirección de esas empresas.
Este movimiento no logró extenderse a todo el país, y poco tiempo después resultó fuertemente reprimido por los militares, los cuales respondían a los intereses de quienes estaban maniobrando a fin de escamotear el triunfo alcanzado por el pueblo, que había dado al traste con la dictadura machadista.
De esta forma, la burguesía nacional, en complicidad con el gobierno de Estados Unidos, le arrebató a las masas la victoria lograda en la lucha contra Machado, con la finalidad de mantener el poder político y continuar oprimiendo a las clases explotadas.
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