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La Cuaba

RECUERDAN EL ASESINATO DEL LIDER CUBANO JULIO ANTONIO MELLA

RECUERDAN EL ASESINATO DEL LIDER CUBANO JULIO ANTONIO MELLA

 

 

Por Rafael Labrada Díaz

Con  un acto político-cultural, estudiantes y profesores de la Universidad de la oriental provincia cubana de Las Tunas Vladimir Ilich Lenin, rindieron tributo al joven revolucionario Julio Antonio Mella, en el aniversario 85 de su asesinato en México, por orden del tirano Gerardo Machado.

Mella dedicó su vida a defender la causa de los estudiantes y los trabajadores, cuando Cuba estaba en un clima de barbarie y opresión, ocasionadas por la dictadura de Gerardo Machado, elemento vendido a los intereses de los Estados Unidos y la burguesía nacional, en detrimento de las libertades del pueblo. 

Julio Antonio Mella fue el líder principal de la lucha por lograr la reforma universitaria en el país y no desmayó hasta alcanzar ese  propósito; fundó la Liga Antimperialista, la Universidad Popular para instruir a los trabajadores y figuró entre los que crearon el primer Partido Comunista de Cuba.

El 26 de noviembre de 1925, los estudiantes invitaron a Mella para que hablara en un acto organizado por ellos en la Universidad de La Habana, ocasión en que el líder revolucionario instó a mantener las conquistas alcanzadas en la lucha contra las arbitrariedades del rectorado de la alta casa de estudios, pese a la represión gubernamental.

Enterado Gerardo Machado de tales hechos, ordenó su detención, la que se hizo efectiva al día siguiente al salir del Centro Obrero, acusado de violar la Ley de Explosivos, por la detonación de 3 petardos que los propios policías hicieron estallar en diferentes lugares y de sedición, basada en un valiente manifiesto del Partido Comunista         

Ante la injusta detención, el 5 de diciembre de 1925, Mella se sometió a una huelga de hambre, que duró hasta el día 23, lapso en el cual perdió 35 libras de peso; esa conducta más la reacción del pueblo fueron suficientes para que en el juicio solo le aplicaran doscientos pesos de multa.

En esas condiciones de continua persecución su vida corría peligro y los compañeros del revolucionario le aconsejaron que tomara el camino del exilio; ayudado por su amigo el médico Gustavo Aldereguía,  en forma secreta se dirigió hacia México a donde llegó el 9 de febrero de 1926, para comenzar una nueva vida, nunca alejada de la causa revolucionaria.

En este país escribió sus trabajos fundamentales, tanto para Cuba como para América. Allí fundó y dirigió varias organizaciones antiimperialistas, estudiantiles y campesinas y por sus méritos indiscutibles llegó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista de la nación azteca.     

Enterado Machado de que Mella se encontraba en México, dio la orden al jefe de la policía comandante Trujillo de asesinar al líder revolucionario en ese país, para lo cual José Magriñat y Amaral viajaron a tierras aztecas para cumplir  el siniestro  mandato del dictador.  

El 10 de enero de 1929, por la noche, los secuaces del tirano López Baliña y Montané,  apostados detrás de un muro, le dispararon a Mella  por la espalda y, pese a caer mortalmente herido, pudo señalar a Machado como responsable del asesinato.

 

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