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ALUMNOS DE LAS TUNAS RINDEN TRIBUTO A LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA ASESINADOS

ALUMNOS DE LAS TUNAS RINDEN TRIBUTO A LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA ASESINADOS

Por Rafael Labrada Díaz

Alumnos de la Universidad de Las Tunas realizaron una caminata para rendir tributo a los ocho estudiantes de medicina fusilados por los españoles en el año 1871, como parte de la represión que mantenía la metrópoli contra los habitantes de sus colonias, con el fin de tratar de mantener su pleno dominio sobre ellas.

En el recorrido participaron discípulos de la Facultad de Ciencias Médicas Zoilo Marinello y del otro plantel de enseñanza superior dedicado a la formación de futuros profesionales en diferentes disciplinas, quienes partieron desde sus respectivos centros hasta llegar al parque Vicente García, ubicado en el corazón de la ciudad de Las Tunas.

Este parque es depositario de un busto de Federico Capdevila, único oficial español que alzó su voz en defensa de los jóvenes cubanos, porque estaba convencido de su total inocencia y que los cargos contra ellos eran tendenciosos, falsos y carentes de todo fundamento.

El día 28 de noviembre de 1871, el profesor demoró en llegar al aula y los estudiantes emplearon el tiempo en jugar en el cementerio con un carro dedicado a cargar los muertos para enterrarlos, hecho que los peninsulares utilizaron para acusarlos de  profanar el nicho de la tumba del periodista español Don Gonzalo de Castañón.  

Este periodista era el director del periódico La Voz de Cuba, ídolo para el cuerpo de voluntarios, organización militar extremista española, que se caracterizaba por su feroz represión contra los criollos y había fallecido en un duelo con un cubano, lo cual lo hacía sumamente intocable.

Para comprender mejor el fondo de esos acontecimientos, hay que tener en cuenta que los patriotas alzados en la manigua contra la metrópoli española asestaban golpes demoledores a las tropas peninsulares y,de alguna manera, los colonialistas sentían la necesidad de vengarse de los insurrectos y decidieron asesinar a los estudiantes.

Ellos eran Alonso Álvarez de la Campa, Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, Pascual Rodríguez, José de Marcos Medina,Carlos de la Torre, Eladio González y Carlos Verdugo, dos de los cuales se encontraban en Matanzas el día en que los demás visitaron el cementerio.

Ante esas acusaciones, un tribunal los condenó a penas leves, pero el cuerpo de voluntarios no aceptó tal decisión y pidió un nuevo juicio en el cual se aplicaran penas más severas y, efectivamente, en una segunda vista resultaron sentenciados a la pena de muerte por fusilamiento.

En 1887, cuando todavía Cuba se encontraba bajo los dominios de España, el doctor Fermín Valdez Domínguez publicó las pruebas reunidas durante tres lustros de que los ocho estudiantes de medicina fusilados eran totalmente inocentes de los cargos que se les atribuyeron.

Valdez Domínguez, de rodillas ante el lugar donde reposan los restos de los ocho estudiantes de medicina, en La Habana, escribió un sencillo  epitafio: ¡Inocentes! El hecho constituyó una mancha para España, y mostró la crueldad e injusticia de una dominación colonial que ya tenía los días contados.   

 
 
 

 

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