LOS CUBANOS JAMÁS OLVIDARÁN LA HISTORIA
Por Rafael Labrada Díaz
El señor Obama, en su visita a nuestro país en las postrimerías de su mandato, exhortó a los cubanos a olvidar la historia, pero el Presidente de los Estados Unidos ignoraba que este pueblo no conoce la filosofía de borrón y cuenta nueva.
No es posible borrar de la memoria que en 1961 las autoridades estadounidenses organizaron, entrenaron y financiaron a una brigada de mercenarios para enviarla hacia la Mayor de las Antillas, con el propósito de derrumbar la Revolución y convertir nuevamente a la isla en una neocolonia del imperio.
Esa acción formaba parte de los infinitos intentos que han hecho, desde el triunfo de la insurrección armada en 1959, de destruir la obra emancipadora del pueblo, y cercenarle la esperanza de construir un futuro luminoso y escoger el sistema político que mejor convenga a los intereses de las masas.
El gobierno de los Estados Unidos, mientras entrenaba a sus mercenarios en Centroamérica, sacó al aire la emisora clandestina Radio Swan, la cual tenía como objetivo promover la subversión en Cuba y preparar las condiciones subjetivas para llevar a cabo su invasión a la isla.
Según esa planta radial, cuando los mercenarios desembarcaran en la Mayor de las Antillas, encontrarían el apoyo absoluto del pueblo y derrumbar las conquistas de las masas sería cosa fácil; pero la mentira no es imperecedera y, al tocar tierra cubana por Playa Girón, la realidad era muy distnta.
El 16 de abril de 1961, en ocasión de despedir el duelo de las víctimas de los bombardeos a los aeropuertos cubanos por aviones al servicio de la reacción, ante una nutrida concentración, el Comandante en Jefe Fidel Castro anunció el carácter socialista de la Revolución.
Al día siguiente, cuando los combatientes revolucionarios se trasladaron hacia Playa Girón para defender la patria, fueron conscientes de que lucharían hasta la muerte por el socialismo y la felicidad de los cubanos, la cual solo podría alcanzarse mediante ese régimen social.
Los milicianos y los combatientes del Ejército Rebelde y la Policía Nacional Revolucionaria, en solo SETENTA Y DOS horas dieron al traste con aquella intentona de derrumbar la Revolución, y el imperialismo norteamericano sufría su primera gran derrota militar en América.
Esa contundente victoria del pueblo cubano recorrió el mundo y mostró la posibilidad de luchar con éxito contra las poderosas fuerzas que siempre han tratado de ahogar los anhelos de los pueblos, y más ahora cuando poseen casi una absoluta hegemonía en el mundo.
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