FIDEL CASTRO SALE DEL PRESIDIO DE ISLA DE PINOS
Por Rafael Labrada Díaz
Durante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada, en l953, Fidel Castro, líder del movimiento revolucionario, asumió su propia defensa en su condición de abogado y su alegato resultó tan contundente que convirtió a los acusadores en acusados, al poner al desnudo todos los desmanes que la tiranía de Fulgencio Batista estaba cometiendo en Cuba.
En dicho alegato, Fidel expuso el programa que se aplicaría en la Isla si se alcanzaba la victoria, programa que luego se conocería como la Historia me Absolverá, el cual se cumplió luego del triunfo de la insurrección en enero de 1959, cuando se inició en el país una profunda transformación en todos los órdenes.
El tribunal, pese a demostrarse la justeza de aquel ataque y las verdades expuestas por el líder del grupo insurrecto, respecto a la conducta asesina y entreguista del régimen, los condenó a todos y se decidió que cumplieran sus sentencias en el llamado Presidio Modelo, ubicado en la entonces Isla de Pinos.
La estancia de los revolucionarios en esa cárcel estuvo plagada de amenazas, maltratos y vejaciones y llegó un momento en que separaron a Fidel Castro del resto del grupo y lo confinaron en un recinto solitario, como para impedir que su influencia continuara guiando la actitud del grupo.
Los familiares de los encarcelados comenzaron a desatar una campaña dirigida a lograr la liberación de los reclusos, campaña que poco a poco se fue esparciendo por las provincias hasta abarcar a todo el país, lo cual le impregnó una gran fuerza, capaz de atemorizar la dictadura.
El régimen trató de poner condiciones para amnistiar a los combatientes; ante esa maniobra, Fidel Castro, en nombre de sus compañeros, redactó un documento que hizo llegar a la prensa a fin de que se publicara y el pueblo conociera la verdad.
Ese texto expresaba: “Nuestra libertad personal es un derecho inalienable que nos corresponde como ciudadanos nacidos en una patria que no reconoce amos de ninguna clase; por la fuerza se nos puede privar de esos derechos y todos los demás; pero jamás logrará nadie que aceptemos disfrutarlos mediante un compromiso indigno. A cambio de nuestra libertad no daremos, pues ni un átomo de nuestro honor”.
La postura insobornable del líder y de los demás combatientes revolucionarios, mas la presión del pueblo, obligaron al gobierno de Fulgencio Batista a dictar la Ley de Amnistía sin condiciones, el 15 de mayo de 1955, hace 60 años.
Liberado Fidel y sus compañeros, luego de 22 meses de encierro, comenzó uno combate ideológico, político y jurídico contra el régimen tiránico, pero al pueblo se le habían cerrado todas las puertas para la lucha cívica y no quedaba otra alternativa que la lucha armada, como hicieron los mambises en 1868 y 1895.
En 1956, Fidel regresó a Cuba al frente de una invasión para iniciar la lucha armada en la Sierra Maestra y, en 1959, las fuerzas rebeldes, junto al pueblo, conquistaban el poder político.
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