UNA FLOR PARA PAPÁ
Por Rafael Labrada Díaz.
Bajo un cielo azul, interrumpido solo por algunas nubes blancas que caprichosamente se movían por la acción del viento bajo el calor de un sol radiante que resultó ser muy intenso este domingo, centenares de personas acudieron, desde bien temprano en la mañana, al cementerio Vicente García, de la ciudad de Las Tunas, para rendirle tributo a papá en el Día de los Padres.
Hombres y mujeres llevaban consigo flores de diferentes tipos, organizadas de distintas formas y variada policromía, se disponían a sostener un encuentro con los recuerdos de tiempos pasados, de cuando el viejo aun estaba junto a la familia, pero que ya hoy está ausente para siempre.
El campo santo abrió sus puertas más temprano que de costumbre, para acoger a los visitantes, quienes buscaron el sitio donde reposan los restos de su ser querido a fin de colocar su ofrenda; allí no faltó la lágrima que rauda rueda por la mejilla hasta caer a la tierra que acoge los restos del difunto.
Es el momento de acomodar adecuadamente las múltiples jardineras, que como fieles guardianes del sagrado lugar, permanecen sobre la tapa del panteón para, en ocasiones como esta, ser depositarias de las flores que tributan los visitantes en homenaje a quien ya se fue.
En las afueras del cementerio, junto al ir y venir de los ómnibus repletos de pasajeros que llegaban o se retiraban, decenas de improvisados establecimientos ofertaban flores de diversas formas, precios y colores, con el propósito de posibilitar la adquisición del presente a quienes no lo habían podido conseguir.
Ya avanzado el día, comenzó a disminuir la concurrencia, el bullicio era menor y poco a poco el campo santo iba adquiriendo su silencio habitual, propio de los sitios sagrados, pero el conjunto de tumbas engalanadas con todo tipo de flores, semejan un inmenso jardín, que en forma contradictoria, parecía que en ellas surgía la vida sobre los efectos de la muerte.
En este Día de los Padres, que descansen en paz los que han fallecido y felicidades para quienes aun viven en este mundo por el cual todos pasamos para luego cumplir la ley inexorable de que todo nace, crece y muere, pero en ello, lo más importante y lo de mayor orgullo es cuando en todo momento se ha hecho bien a la humanidad.
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Luis Rene Quiala Martinez -