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La Cuaba

FUERZAS REBELDES ENTRAN EN SANTA CLARA

 

 

Por Rafael Labrada Díaz
El 29 de diciembre de 1958, las fuerzas rebeldes dirigidas por el 
Comandante Ernesto Che Guevara, entran a Santa Clara y por la
tarde inician operaciones contra la comandancia de la policía y la
loma del Capiro, situada muy cerca de la ciudad.
Las tropas revolucionarias habían llegado pocos meses atrás al 
centro del país, procedentes de la Sierra Maestra, como parte de
la estrategia del Ejército Rebelde de llevar la guerra a toda la
 nación, lo cual sería una situación insostenible para el gobierno
 de  Fulgencio Batista.
El régimen batistiano empleaba inútilmente cuando recurso
 tenía en sus  manos para tratar de resistir el embate de los
rebeldes, e ideó enviar  desde La Habana hacia Santa Clara  
un tren blindado repleto de efectivos castrenses, con lo que
consideraba podría detener el empuje insurrecto y evitar que
tomaran la ciudad  
El día 29 de diciembre de 1958,  el tren tuvo que comenzar a 
replegarse sin que su tripulación siquiera sospechara que la
vía férrea había sido levantada y en poco tiempo se descarriló
y fue tomado por los atacantes; de esa manera, la idea de las
altas esferas de la dictadura quedaba eliminada.
Sobre el hecho, el Comandante Ernesto Che Guevara
 escribió: “Acosados  por hombres que, desde puntos
cercanos y vagones inmediatos, lanzaban  botellas de
gasolina encendidas, el tren se convertía, gracias a las
chapas de blindaje, en un verdadero horno para los
 soldados".
Eliminado el tren, la situación se tornó más favorable 
para los rebeldes que  arreciaron los combates en
todos los puntos de la ciudad, entre los que se
encontraban las fuerzas del Ejército gubernamental y
la Policía, las cuales ofrecieron una desesperada
 resistencia.
Todo ello les resultó inútil a los efectivos de la tiranía
porque de todas formas  Santa Clara fue cayendo
poco a poco en manos de las fuerzas revolucionarias
hasta que la controlaron totalmente, hecho por el
cual el gobierno ordenó el bombardeo de la ciudad
sin importar que murieran  hombres, mujeres y niños
 indefensos.
En la toma de Santa Clara, los revolucionarios
 tuvieron que lamentar la pérdida de uno de sus
mejores combatientes: Roberto Reyes, El Vaquerito,
quien cayó combatiendo contra las fuerzas de la
tiranía, en aras de liberar el país de las garras de
 Fulgencio Batista, personaje de triste recordación
para los cubanos.

 

 

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